¿Por qué y cómo nos bloqueamos?
Desde la teoría de la Terapia Gestalt, creada por Perls y Goodman en 1951, partimos de la base de que todo ser humano posee una tendencia innata hacia su propia salud. Nadie busca de manera deliberada el sufrimiento psicológico, nadie desea padecer, obviamente, obsesiones ni ansiedad, ni vivir en un estado de apatía permanente ante la vida. Pero es que, además, en la mayoría de las ocasiones las personas poseemos todos los recursos, habilidades y condiciones ambientales suficientes como para vivir de una manera agradable y sana.
¿Por qué lo hacemos?
Ya hemos visto en otros artículos de Ara Psicólogos Valencia que lo que nos bloquea es un hábito, algo que aprendimos a hacer hace años para protegernos en unas circunstancias que fueron difíciles, y que ahora llevamos a cabo ya sin darnos cuenta, a pesar de que nos entorpece para vivir y crecer. Así, el huir de determinadas situaciones nos impide llevar a cabo ciertos contactos con nuestro entorno, contactos que necesitamos para satisfacer algunas de nuestras necesidades.
Las necesidades en unos casos pueden ser de dar y recibir afecto, en otros de expresar una rabia contenida, en otros de despedir a una persona fallecida, o de poner límites a intromisiones ajenas, o de sentirse capacitado y válido…
Las huidas o bloqueos que hacemos de manera automática están en la base de gran parte de la patología cotidiana que nos hace sufrir, pero que repetimos una y otra vez cada vez que nos toca crecer en cierta dirección.
¿Cómo afrontarlos?
La sanación viene cuando tomamos consciencia de que realmente estamos haciendo esas evitaciones, y cuando, superando el miedo y la frustración que nos invade, decidimos por fin afrontar, cada uno a su manera, esas situaciones que hemos mantenido en estado de congelación durante años. Cuando esto sucede, y tras vivir unos momentos caracterizados por la tensión, excitación y confusión propias de cuando hacemos algo por primera vez, una sensación de sosiego y paz nos inunda, el bienestar de haber hecho algo que necesitábamos hacer hace años. Nos sentimos pletóricos y con fuerzas renovadas, hemos dado un gran paso hacia la salud.
Tipos de bloqueos
Pero volvamos a los bloqueos para enumerarlos y describirlos. Existen cinco maneras de evitar estas situaciones que necesitaríamos enfrentar, pero que nos generan miedo y frustración. Y si una de estas formas de huida nos falla por algún motivo, es decir, no impide el enfrentamiento con la situación temida, utilizaremos la siguiente, y si no la siguiente, y así sucesivamente; cualquier forma que nos permita huir va a ser inmediatamente utilizada.
En Terapia Gestalt, a estos bloqueos también les llamamos mecanismos neuróticos. Le llamamos mecanismo puesto que lo llevamos a cabo de manera mecánica, sin darnos cuenta, y neuróticos puesto que interrumpen el contacto con aquel entorno que nos proporcionaría la salud, manteniéndonos así en la neurosis. Añadir que todos ponemos en marcha estos mecanismos en algunas ocasiones, todos escapamos de situaciones que, desde el punto de vista de la salud psicológica, sería beneficioso enfrentar. La diferencia estribará en el grado en que nos esté interrumpiendo, en el tipo de necesidad implicada, es decir, en si ésta es más o menos básica, y en el nivel de inconsciencia con el que la realicemos.
Veamos por último el nombre y una breve descripción de los cinco modos en que nos bloqueamos:
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Confluencia
La persona hace lo posible para no darse cuenta de las novedades que le ofrece constantemente su entorno, tratando de hacer siempre lo mismo, no atendiendo a aquellas sensaciones, estímulos o ideas que le puedan apartar de lo ya conocido.
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Introyección
La persona no acepta su auténtico deseo, calificándolo de desagradable, inmoral o inmaduro, o pretende desear lo que realmente rechaza, convenciéndose a sí mismo de lo bueno o conveniente que eso es para él. Se mantiene una actitud de resignación y sumisión frente a las normas sociales, con las que se identifica sin cuestionárselas.
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Proyección
La emoción que experimenta la persona no la reconoce como propia, atribuyéndola al otro, como si fuera el que tiene enfrente el que está cabreado, enamorado o triste… Mantiene una actitud de espera y de juicio ante el otro, en lugar de hacerse cargo de su emoción y actuar en consonancia con ella.
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Retroflexión
Cuando llega la hora de actuar hacia el entorno, la persona siente temor a hacer daño o a que se lo hagan, por lo que revierte la energía hacia sí mismo. Son personas que se arrepienten de lo hecho, se producen dolencias psicosomáticas, se agreden a sí mismos de alguna manera o hacen para fracasar en los proyectos en los que están inmersos.
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Egotismo
La persona trata de mantenerlo todo bajo control, explorando todas las posibilidades de su entorno para que no le pillen desprevenido. Su comportamiento es muy deliberado, activo y poco espontáneo. Atesora conocimientos para lograr ser irrefutable y suele tratar a los demás según sus propios intereses.
La sospecha de que nuestra vida no está yendo del todo como nos gustaría que fuera o el sufrimiento en alguno de sus ámbitos, son las señales que nos indican que es un buen momento para buscar apoyo psicológico.
Solamente en la relación con un otro podemos llegar a darnos cuenta de los mecanismos que estamos utilizando para mantener nuestra vida estancada en algún aspecto. Ya que, como hemos dicho, los bloqueos los activamos sin apenas saber que lo estamos haciendo y la mente humana es muy hábil en los autoengaños y en mantener puntos ciegos. El ambiente de confianza, respeto y responsabilidad de los encuentros terapéuticos será el idóneo para ir esclareciéndolos, así como para ir probando y descubriendo nuestra propia manera de enfrentar las situaciones hasta ahora no resueltas.
Al igual que cuando nuestro coche no frena bien o cuando tenemos goteras en casa invertimos un esfuerzo en su reparación, invertir esfuerzo en desbloquear nuestra propia vida para “ponerla a punto” es tarea y decisión de cada uno. Todos elegimos en una medida importante, queramos o no, nos demos cuenta o no, la vida que estamos viviendo. E incluso no reparar el coche en el mecánico, no llamar a un albañil para que arregle las goteras o no ir al terapeuta para ayudarnos a desbloquearnos y a vivir de manera más sana, es también nuestra elección.
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