La Rabia
La búsqueda de satisfacción de las necesidades es el motor que nos mueve en la vida. Cuando necesitamos algo, nuestro cuerpo se carga de la energía necesaria que nos va a permitir ponernos en movimiento y conseguir aquello que necesitamos.
Las carencias nos crean un desequilibrio interno, y es esta sensación la que nos impulsa a modificar algunos aspectos de nuestro entorno en aras a conseguir lo que deseamos, para así, una vez conseguido, volver a un estado de equilibrio, de reposo. Por ejemplo, si tenemos hambre nos movilizaremos para buscar comida o si buscamos seguridad haremos lo que creamos oportuno y podamos para buscar un trabajo fijo, conseguir una casa,… para que esta sensación de inseguridad nos abandone. Nuestros actos y nuestros pensamientos cobran así una dirección de sentido, una finalidad.
En nuestra vida cotidiana es muy frecuente que este camino hacia lo deseado no sea un camino recto y sin obstáculos, al contrario, lo más común es que nos encontremos con una serie de impedimentos que nos dificulten el llegar hasta donde queremos. Estos impedimentos nos hacen que en ocasiones dudemos de:
- Si estamos en el camino correcto.
- Si seremos capaces de conseguir o de proseguir en nuestro empeño.
Posibles desencadenantes de la rabia
Las dificultades a las que nos tenemos que enfrentar nos producen frustración, hace que busquemos caminos alternativos o incluso que pongamos en tela de juicio nuestros valores más preciados. Hacen que nuestra energía se intensifique, nuestro desequilibrio aumente y la necesidad se vuelva más apremiante.
Por otra parte, es precisamente la presencia de estos obstáculos lo que permite que desarrollemos habilidades nuevas, que nos sorprendamos al descubrir aspectos nuestros que no sabíamos que teníamos, que nos arriesguemos a enfrentar nuevos retos, nos hace ser creativos,… en definitiva, son las dificultades que encontramos en nuestro camino lo que nos hace cambiar, crecer y desarrollarnos como personas.
Una de las sensaciones más características que experimentamos en el momento en que nos topamos con alguna de estas barreras es la rabia.
Cuando sentimos rabia sentimos que estamos repletos de energía, de vivacidad y de fuerza, lo que nos va a permitir movilizar todos nuestros recursos, sacar a relucir nuevas potencialidades y poner en marcha nuestras facultades inventivas.
La rabia es uno de los mecanismos de los que nos dota la naturaleza para superar estas barreras, nos proporciona la concentración de energía necesaria, activándonos a nivel motor y proporcionándonos la decisión e iniciativa necesarias para alcanzar nuestra meta en un entorno difícil y lleno de obstáculos.
Como todo mecanismo o instrumento debemos ser conscientes de cómo, dónde y con quién lo utilizamos, puesto que en muchas ocasiones también nos puede llevar a cometer acciones nefastas.
El lado positivo
Pero si la usamos adecuadamente y la canalizamos en la dirección deseada es un aliado muy útil e incluso necesario que, aportándonos fuerza y decisión, nos puede ayudar a superar momentos en los que nos sentimos oprimidos, angustiados y no confiamos en nuestras capacidades para encontrar la mejor salida. Hay veces en las que confiar en lo que sentimos es suficiente. Y así lo entendemos desde Ara psicólogos.
No Comments