Hijos de padres separados
En la mayoría de las separaciones y divorcios, una vez la pareja ha tomado la decisión de la ruptura, se le comunica a los hijos como algo ya establecido que deben aceptar sin más, y así, de repente, en cuestión de días alguien ya no vive en casa.
La comunicación
Las alternativas de comunicación son la honestidad y el cuidado.
Resulta más recomendable tener en cuenta a los hijos desde el principio, que tengan información de que se va a producir un cambio que se pretende sea para mejor, y cómo va a ser este; de manera que la decisión de los adultos les perjudique lo menos posible, para prevenir posibles afecciones sintomáticas en los niños y niñas.
Se trata de no negar la realidad de las desavenencias, sino llevarlas con naturalidad, esforzándose al máximo por separar la ruptura del vínculo sentimental de la estima hacia los hijos, que sigue siendo exactamente igual.
Las tensiones entre los padres se perciben aunque no se verbalicen, por lo que es mejor afrontarlas abiertamente, siempre con respeto; y cuidando igual de bien a aquellos que no son en absoluto responsables de la situación, es decir, los hijos.
Claves para adaptar la noticia a la edad
Según la edad de los niños tendremos que resaltar y cuidar más unos aspectos que otros:
Durante los primeros años
Seguro que nuestros hijos hacen muchas cosas bien a lo largo del día, o al menos aquellas que hacen mal, no las hacen continuamente. En lugar de pasarnos el tiempo regañándoles y poniendo malas caras, nos resultará más rentable reflejarles aquellos detalles que nos agradan.
Niños y niñas de 3 a 6 años
Son más vulnerables y aparecen sentimientos de culpa por la ruptura. No comprenden lo que sucede. Es importante que ambos progenitores sepan transmitirles de manera conjunta la decisión y cómo van a organizarse, insistiendo en explicar que la relación entre padres e hijos continua.
Niños y niñas de 7 a 9 años
En esta etapa es una necesidad vital contar con sus progenitores como referentes, y la falta de comprensión provoca tristeza, hundimiento, miedo. Los padres han de insistir en que con la nueva situación familiar van a compartir su tiempo de distinta forma pero que siempre van a estar juntos aunque físicamente sea de diferente modo.
Niños y niñas de 9 a 12 años
Aunque ya puedan entender que la separación es asunto de los padres, la irritabilidad y la necesidad de buscar algún culpable es casi inevitable, sobre todo con aquel progenitor con el que compartan más tiempo, por lo que la convivencia puede resultar difícil. Los padres han de cooperar y procurar una comunicación fluida a la hora de atender las necesidades y conductas de sus hijos, buscando el consenso en cuanto a normas y estilos educativos, de forma que para el menor exista coherencia.
El período adolescente (de 13 a 18 años)
En esta etapa el desarrollo cognitivo está más desarrollado, y gozan de mayor capacidad para afrontar la nueva situación; de todos modos, se sufre la dificultad de adaptación al cambio, por lo que habrá que conversar con ellos, transmitirles que la decisión de ruptura es la solución mas adecuada y que ellos no van a perder el cariño y el afecto, pudiendo contar siempre con ambos.
Por supuesto, esta manera de comunicar e insistir en ciertos aspectos, ha de ir necesariamente acompañada de hechos, y del esfuerzo por llevar a cabo la reestructuración de la mejor manera posible. La separación implica la destrucción de lo conocido, pero a largo plazo puede ser un cambio positivo tanto para la pareja como para los hijos.
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